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Fez, Ciudad Interior

Toni Serra 

Publicado Quaderns-e, noviembre del 2011.
Quaderns-e,  Institut Català d'Antropologia.
Dins el projecte: Fotografía. Coordinat per Nadja Monnet i Enrique Santamaría. 

http://www.antropologia.cat/quaderns-e-182


Fez, Ciudad Interior (1)
El orígen del proyecto y su metodología.

Este proyecto nació en 1999 de una conversación con Albert García Espuche, entonces
director de exposiciones en el CCCB (Centre Cultura Contemporània de Barcelona),
gracias a la mediación de Berta Sureda. La idea era iniciar un proceso de trabajo que se
concretase en una exposición en la sala -1 del mencionado CCCB. El primer borrador
de trabajo era más complejo e incluía diferentes formatos y materiales de exposición,
pero paulatinamente se fue centrando de forma exclusiva en las grabaciones de video y
audio a realizar en esa ciudad.

Por encima de otros, dos factores, me hicieron dudar de realizar este proyecto
con el CCCB. El primero era la tendencia e incluso urgencia a fijar un formato
expositivo antes de haber siquiera iniciado el proceso de investigación, y el segundo los
plazos de este proceso, que me parecían demasiado apresurados. En la medida en que
los vídeos que anteriormente había realizado en Marruecos, a caballo del micro
documental y la poesía, eran el motivo de arranque de este proyecto pude proponer que
la forma de trabajo gracias a la cual los había realizado, fuese también la condición de
partida de ese proyecto. Y en este sentido tuve todo el apoyo de Albert García Espuche
ante los progresivos resquemores, y asombros de la maquinaria expositiva de ese centro.

Esta forma de trabajo, que reivindiqué como condición de partida, comportaba
disponer del máximo de tiempo para el acercamiento a la realidad y a la vida de esa
ciudad. Tiempo en lecturas, viajes, consultas y estancias. En este sentido lo que en
principio se planteaba como un proyecto profesional, giró hacia una experiencia vital. A
lo largo de dos años viví durante diferentes períodos en diversos barrios de la ciudad
antigua, compartiendo espacio, comida y el visionado de las grabaciones que iba
realizando, con las familias que me acogían; compartiendo las historias que iban
apareciendo y las particulares vicisitudes de cada una de ellas. Estas familias y las
personas que las componían fueron las que iban abriendo el conocimiento a cada barrio,
su particularidad, su historia, las que me iban presentando lugares y personajes, las que
iban tejiendo amistades y reconocimientos,...

Así fui entrando, en una ciudad laberíntica y compleja, en una cultura fascinante
hecha de capas de profundidad, en las transformaciones bruscas que estaba
padeciendo,... mientras me adentraba también en la lectura del libro Fez, ciudad del
Islam de Titus Burkhardt,...

Los primeros meses fueron pues sin grabaciones, pues en ese momento la
cámara me parecía más bien un obstáculo que una herramienta eficaz, algo que se
interponía en mi mirada, que me impedía el contacto directo con las personas, lugares,
escenas que iba conociendo y viviendo. La cámara apareció más tarde, al cabo de
meses, cuando estas relaciones de espacio y vida ya se habían tejido, cuando la
familiaridad con las personas me permitía compartir con ellas las grabaciones durante la
noche: una familia reunida alrededor de la pequeña pantalla de la cámara, como si de
una micro televisión comunitaria se tratase, pues en ellas se reconocían y reconocían
con alegría a diferentes personas y lugares: vecinos, escenas cotidianas y a partir de ahí
sugerían los siguientes pasos que podrían interesarme: lugares históricos, rituales,
callejones, o casas, jardines ocultos, mercados de extrarradios, o personas que podrían
darme más información o que me fascinarían por su personalidad o ideas, como así fue
en la mayoría de los casos. Así conocí, entre otras personas, a Abdelfettah Seffar, un
artesano del estuco que regresó a su ciudad Fez, después de diez años en Londres.
Abdelfettah me cautivó por la claridad con la que exponía la relación de su cultura con
Occidente, y la profundidad que revelaba en el tejido anímico de su ciudad. El y otras
personas abrieron realmente las puertas a otra percepción de la ciudad.

Una de las primeras cosas que se modificaron en mi percepción fue la noción del
tiempo, la pérdida de su linealidad, el cotidiano rechazo a la colonización del futuro con
la repetición constante del “aquí y ahora”. La convivencia de la vida y la muerte:
expresada en el constante trajín de animales, calles estrellas, pieles recién despellejadas,
entierros populares; el aid el kibir, la tradicional y emblemática fiesta del cordero
aparecía ahora en su aspecto explícitamente religioso, y simultáneamente como
presentación en familia de la realidad de la muerte y del sacrificio. La noción de espacio
público o privado cobraba también una complejidad mucho mayor que el dualismo al
que estamos acostumbrados, espacios intermedios de comunidad, espacio de intimidad
colectiva, etc. toda una tecnología social que constantemente recreaba la experiencia de
comunidad desde una experiencia directamente personal: hamams (baños de vapor),
zawiyas (lugares de encuentro místico), farnatxis (hornos), derbs (callejones,
distribuidores de casas)... La percepción de la realidad cobraba una mayor profundidad
y complejidad al mezclarse con los relatos de la literatura oral, los contadores de
cuentos en los mercados extramuros, o las semanales ceremonias de trance en las
mencionadas zawiyas, o el vínculo aún vivo entre medicina y cocina, entre música y
sanación, etc.

Así pues la experiencia vital y de conocimiento desplazaron la arrogancia que
comporta todo proyecto fijado a priori. No era solo la decisión sobre el formato
expositivo sino incluso íntimamente la convicción, o no, de que aquel material grabado
hubiese de concretarse en una exposición. Esta decisión no fue tomando forma hasta
acabar un ciclo de consultas y visionados con algunas de las personas que había
conocido y un tiempo de distanciamiento. Un cuestionamiento sobre lo que debía o no
ser mostrado, su orden posible, lo que tenía o no el contexto para ser entendido,... con la
sombra presente y constante de los acontecimientos del 11 septiembre y la islamofobia
mediática.

Estas consideraciones y la necesidad de transmitir una experiencia del tiempo
diversa, me llevaron a evitar un montaje demasiado selectivo o en el que primase los
ritmos habitualmente rápidos de visualización. Y optar por una selección muy amplia (4
horas + 2 horas de entrevistas y otros materiales audiovisuales) manteniendo una
experiencia visual contemplativa, de largos planos, de escenas completas y
contextualizadas. Finalmente, en el 2002, el conjunto de los vídeos se distribuyeron en
diez proyecciones con un tamaño que partía del suelo y favorecía la escala humana y la
fusión del espacio de proyección y contemplación. La distribución en sí correspondía a
las capas de profundidad de acceso a la ciudad. Cada visitante escogería su tiempo y sus
preferencias, cada visitante vería una ciudad diferente, pero experienciaría su
complejidad y su profundidad. Cualquier elemento expositivo decorativo supuestamente 
contextualizador fue eliminado. El visitante entraba en un espacio
iluminado únicamente por las visiones que transmitían las proyecciones, unas líneas de
texto le ofrecían las claves para visionarlas, espacio donde reposar y ver...

El título Fez. Ciudad interior ilustra el carácter interior del casco antiguo, su estructura
urbana y arquitectónica, así como la peculiaridad cultural y religiosa de esta ciudad. Es,
asimismo, un reflejo de la voluntad del proyecto y de la estrategia expositiva de esta
instalación. Un viaje iniciático al interior de una ciudad y de una cultura.

El conjunto de proyecciones que configuran esta exposición tiene como objetivo
crear un viaje al interior de la ciudad de Fez, en el sentido complejo del término:
utilizando segmentos audiovisuales que ilustran diferentes aspectos del tejido
antropológico, sociológico, urbanístico y religioso de la ciudad. Viaje que reclama tanto
una cierta objetividad (en el método de trabajo), como la subjetividad (de la experiencia
del viaje y del acercamiento a otra cultura).

La estructura y el recorrido de las proyecciones pretenden poner de manifiesto el
carácter iniciático de cualquier recorrido que suponga un internamiento real, en el
sentido de ir revelando un contenido oculto o desconocido al principio, en el que cada
nivel significa un cambio de perspectiva sobre lo visto anteriormente, así como una
puerta de acceso al siguiente nivel.

Por otro lado, las proyecciones no responden al criterio fílmico de un principio y
un final, sino más bien al de creación de un paisaje, cuya duración y cuyo fragmento
elige el espectador. Este hecho posibilita disfrutar de un nivel de consulta más profundo
a fragmentos específicos (artesanos, rituales, entrevistas, etc.). En consecuencia, el
resultado de una visita de tiempo medio a la exposición da una combinatoria diferente e
irrepetible de fragmentos, dado que la duración total de las proyecciones sería de unas
cuatro horas.

 

Capítulos:


1. Las puertas de la ciudad
Duración: 10 minutos

Fez Bali, la antigua medina de Fez fundada en el 809 por Idris II, es aún una
ciudad completamente rodeada por murallas. Las puertas (Bab Bu Jeloud, Bab Fteuh,
Bab Rsif, Bab Guissa...) mantienen así todo su valor social y simbólico, asociadas a las
diferentes actividades de la ciudad y de sus habitantes.


2. Mercados y calles principales
Duración: 22 minutos

Los mercados de Fez, accesibles desde las vías principales de la medina, se
encuentran normalmente muy próximos a las entradas de la ciudad y reflejan la
vitalidad de un microsistema económico ligado a las necesidades básicas de la medina y
de su entorno rural inmediato.


3. Los artesanos
Duración: 23 minutos

Fez es la ciudad de Marruecos que mantiene más viva la tradición artesanal. La
actividad del artesano, lejos de ser un mero oficio, refleja toda una concepción del
mundo y una forma de vivir el tiempo y otorgarle sentido. Una sabiduría popular que se
transmite de padre a hijo, de maalem, maestro, a aprendiz.
 "Poco a poco llegué a comprender que no hay nada fortuito en este oficio, que
cada movimiento y cada procedimiento contiene un elemento de sabiduría."
(Burckhardt, 1999: 119).


4. Dar Debagh. Curtidores
Duración: 23 minutos

Dar Debagh es el mayor y más antiguo establecimiento de curtidores del norte
de África, y uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad de Fez.


5. El barrio
Duración: 59 minutos

La estructura urbana y social de los barrios de la medina es de una enorme
riqueza y complejidad, organizándose en torno a establecimientos básicos de la vida
cotidiana de sus habitantes, como el hammam, el horno de pan, las escuelas o los
foundouks.

El farnatxi es el horno que suministra calor a los baños públicos, o hammam,
establecimientos plenamente activos y de gran importancia para la cohesión del tejido
social de la ciudad

Los foundouks son establecimientos en los que los mercaderes que visitan la
ciudad pernoctan y almacenan provisionalmente sus productos. Actualmente la mayoría
han perdido su antigua función y se adaptan a otros usos, como viviendas o talleres.
 

6. Madrasas
Duración: 14 minutos

Fez es una de las ciudades del norte de África que dispuso de mayor número de
madrasas, y de mayor belleza arquitectónica. Las madrasas, antiguas escuelas coránicas,
actualmente visitables como monumentos públicos, habían cumplido una de las
funciones que dieron mayor esplendor a la ciudad de Fez: el estudio de la tradición
islámica y del conjunto de leyes y disposiciones que regulaban la vida social. Eran, a su
vez, residencia de los estudiantes.

Madrasas: Bu Inaniyya (1350), al-Attarin (1323), Seffarin (1280), al-Sahri
(1321).


7. La casa y el "derb"
Duración: 60 minutos

El derb, callejuela sin salida, es a la vez un ámbito físico y de sociabilidad, que
constituye el nivel semipúblico del espacio de la medina, entre la casa y la calle.
 

8. Laid el Kbir
Duración: 20 minutos
                                                                                
Fiesta del cordero_  Laid el Kbir, la fiesta grande, es la principal celebración del calendario
musulmán. Tiene un marcado carácter familiar y religioso (sus raíces se encuentran en
las escrituras: Abraham e Isaac), y un componente simbólico: la vida y la muerte,
mediante el sacrificio ritual de un cordero.

Esta festividad transforma por completo las actividades y el aspecto de la
ciudad: se instala el gran mercado de corderos, se realiza la gran oración comunitaria al
amanecer, aparecen los afiladores y los callejones se pueblan de fogatas espontáneas.


9. Lila Gnawa
Duración: 20 minutos

La música gnawa tiene sus raíces, aún vivas, en el África negra. Los músicos
gnawa son descendientes lejanos de los esclavos que provenían de Guinea, Senegal, ..:
trajeron consigo la enorme riqueza del mundo mágico y animista de sus culturas, que se
fusionó con la mística islámica creando cofradías y hermandades plenamente vivas hoy
en día. La música gnawa se toca en lila, celebraciones nocturnas que suelen conducir al
trance a través de temas que exploran lo hipnótico y lo repetitivo. Cada tema está
asociado a un personaje, a una fuerza, a un color..., y convoca a los genios que habitan
en las personas. Es así como estos rituales mantienen viva una de las relaciones más
ancestrales: la de la música con la curación.
 

10. Espacios religiosos
Duración: 13 minutos

El mausoleo de Mullai Dris (que alberga los restos del fundador de la ciudad
Idris II y fue totalmente reconstruido en 1437) es el corazón de Fez. Ciertamente se
halla en el centro de la ciudad y aúna, singularmente, lo comunitario y lo íntimo. Las
familias con sus hijos, los hombres o las mujeres acuden a él en busca de un momento
de descanso, de paz o de devoción. Y junto a la extraordinaria belleza de sus mosaicos,
o la elegancia de los ancianos que allí se reúnen a meditar o intercambiar saberes,
destaca la constante superposición de alabanzas, letanías y oraciones, sobre el fondo del
murmullo del agua, un rumor de una belleza sobrecogedora.

La mezquita Qarawiyyin (862-933) es la mayor y principal de Fez, y sede de una
de las primeras universidades del mundo. En su recinto se halla la llamada "Habitación
del Tiempo" con una colección de antiquísimos relojes, y una biblioteca que conserva
manuscritos ligados a los orígenes de la ciudad en el año 809.


11. Dikr
Duración: 12 minutos.

El dikr, el recuerdo de Alá, es uno de los rituales religiosos más bellos y
efectivos de la tradición islámica. Como la mayoría de los rituales sufíes, se celebra en
la noche de los jueves, en muchas de las zawiya, refugios o lugares de devoción de la
ciudad. Suele iniciarse con cánticos y alabanzas al profeta Mohamed, para pasar luego a
recitar repetitivamente la profesión de fe, "la illaha ila Allah", el propio nombre de Alá,
o alguno de sus atributos, en un continuo que culmina en el sonido de la propia
respiración, la inhalación y la exhalación, y que a menudo conduce al trance. Es así
como el dikr, el recuerdo de Alá, nos revela el haddra, su presencia.

En concreto, este ritual de dikr tiene un carácter emotivo particular: fue grabado
en casa de la familia Charaibi, en ocasión de los cinco años de la muerte del padre de
Dris, Iones, Amina y Si Mohamed.

(1)
Este proyecto obtuvo el Premi Ciutat de Barcelona d'Arts Plàstiques 2002.

Bibliografía
BURCKHARDT, T. (1999) Fez ciudad del islam, Palma de Mallorca: Olañeta editor.